El detectar problemas de visión con los bebés puede ser difícil, a menos que su bebé tenga más de tres años.
Antes de esa edad, los bebés no pueden describir con precisión lo que están viendo, lo que dificulta el diagnóstico de un problema subyacente.
Además, como no se puede comunicar verbalmente, es difícil y complicado que nos lo haga saber el pequeñín…
Y, a partir de la edad de 3 años ya pueden claramente los niños describir qué ven, cómo lo ven y su grado de visión, explicando los detalles de una imagen o vídeo.
En su lugar, los padres pueden notar signos de problemas de visión y, a continuación, buscar atención médica.
Dado que los padres pasan más tiempo con los bebés que los pediatras, son más propensos a detectar estas afecciones temprano.
Afortunadamente, hay algunos signos de problemas de visión que puede buscar en su hijo para comprobar si su vista es correcta o no, vamos a verlos.
Si su bebé tiene un trastorno ocular, existen señales inequívocas que lo marcan…
Uno de los signos más comunes del problema de la visión es cuando el ojo se vuelve hacia adentro cuando mueves algo delante de su cara.
A esto se llama comúnmente estrabismo (Strabismus).
Este problema puede afectar a cualquier ojo, y es especialmente difícil de tratar, es, de todas las afecciones oculares, de las más complejas de resolver para los optometristas.
Del mismo modo, es importante tener en cuenta que un bebé sano podría no llegar a todos estos hitos.
También puedes buscar otros signos de problemas de visión en los bebés, incluso si son recién nacidos, simplemente observando cómo mueven sus ojos cuando le acercamos un objeto nuevo.
Si no siguen los objetos que se mueven de lado a lado delante de su cara, pueden tener un problema con sus conductos lacrimales y habría que profundizar en el tema para descubrir si realmente es así.
Cuando se adentran y salen demasiado los ojos, el fallo puede deberse a los problemas del control del músculo ocular y, por consiguiente, de la sincronización.
Y, si los puntos son blancos, podría ser indicativo de una infección ocular que habría que tratar por su pediatra.
Hay muchas maneras de ayudar a que la visión de su bebé se desarrolle adecuadamente, como por ejemplo:
Intenta tener siempre una lámpara con luz tenue en su habitación, tanto de día como de noche.
De esta forma, siempre tendrá una iluminación correcta y no tendrá que forzar la visión para enfocar un objeto.
En cualquier caso, te recomendamos una revisión temprana de ambos ojos, es la mejor prevención y el punto de partida idóneo para comprobar, a medida que va creciendo el infante, cómo progresa su percepción.
Además de evaluar la vista de tu hijo, deberás llevarlo a varios centros médicos distintos donde puedan revisar su visión.
Si observas alguno de estos siguientes problemas, visita sin duda, un especialista en la rama: un oculista infantil.
Es crucial que los padres conozcan y sepan claramente las causas de estas afecciones, para que puedan comenzar el tratamiento cuanto antes y que no empeore la salud visual del retoño.
Si la visión de un bebé no es la adecuada, es más probable que llegue a tener una discapacidad de aprendizaje o TDAH.
Por ejemplo, la mayoría de los bebés comienzan a centrarse en caras familiares de las cuatro a las ocho semanas de vida.
De las seis a las ocho semanas de edad, comenzarán a sonreír cuando se le presenten caras conocidas frente a él.
Pero si tu hijo no puede reconocer tu cara, el problema podría ser un claro síntoma de una dificultad con su visión y habría que llevarlo a revisión para ponerle remedio cuanto antes mejor.
Otra forma de saber si tiene algún problema es si nos dice que ve objetos brillantes, lo cual puede ser un claro signo de una infección ocular.
El bebé, por lo tanto, no podrá ser capaz de reconocerlo y, por lo tanto, de hacer contacto visual contigo.
Del mismo modo, puedes notar manchas blancas o amarillas en cualquier zona de sus ojos (normalmente alrededor de la cuenca de los mismos).
Por ello, es importante revisar los ojos de tu hijo continuamente, y cada pocos meses seguir habiéndolo para tener la absoluta tranquilidad y saber que progresa adecuadamente.
Durante sus primeros dos años, los lactantes deberían poder rastrear perfectamente un objeto con sus ojos, de arriba hacia abajo o de un lado a otro de su faz.
Un buen examen ocular revelará cualquier fallo de la visión y, por consiguiente, podremos ponerle remedio (gafas con su correcta graduación).
Como hemos comentado antes…
Su pediatra deberá realizar una verificación general de ambos ojos desde que son recién nacidos.
En el mismo, se deberá incluir un examen exhaustivo de los ojos, de los reflejos rojos y de otros indicadores.
Si su hijo tiene un reflejo rojo ante una luz intensa, entonces significa que la retina está funcionando normalmente.
En cuyo caso, el doctor te recomendará pruebas para determinar si tu bebé se está desarrollando normalmente.
Como la necesidad constante de mover los ojos o que detectemos que tiene un campo de visión estrecho y que, más allá no es capaz de ver u otear nada de nada.
En tres meses, los ojos de su bebé deben estar perfectamente enfocados y no entrecruzados, dato relevante a tener en cuenta por los padres y madres.
Por esta razón, si tu hijo está constantemente mirando un objeto, ésta es una indicación de un claro problema de visión que habría que estudiar con más profundidad por un profesional de la vista.
En cuyo caso, siempre un médico pediátrico debería como solución, preescribir ejercicios oculares para los ojos del bebé y así, de forma consciente, saber si está mejorando o no.
Los infantes con contratiempos oculares, a menudo se quejan de dolores de cabeza y dolor ocular, y de hecho, pueden tener problemas para concentrarse en la escuela y un bajo rendimiento en la guardería.
Además de tener problemas para enfocar, los pequeños con problemas de visualización pueden tener dificultades para leer y seguir las instrucciones que se le muestren.
Si observas alguno de estos síntomas en tu hijo, deberás consultar a un oftalmólogo para una evaluación integral (de su campo de visión, profundidad del fondo del ojo, malformaciones congénitas, fallo de los músculos oculares, etc).
Trata por todos los medios de explicar el proceso en términos coloquiales para que tu hijo pueda entender el tema.
Así como para que sepa el porqué de las cosas que le ocurren y el remedio que le estamos poniendo para que mejore su visión.
Por ejemplo, has de saber que cuando un niño a menudo cierra un ojo, puede tener un problema de visión binocular.
La doble visión es un signo de insuficiencia acomodativa, que es una condición de visión bastante grave y que habrá que solventar cuanto antes.
El motivo por el que un pequeño tenga problemas para leer o está teniendo fallos con su coordinación ocular, puede ser síntoma de tener una disfunción oculomotora.
El optometrista de su hijo realizará una batería de pruebas simples, para revisar al completo la visión de tu bebé.
La primera será verificar la fuerza de la visión de los niños, entonces…
Si le han puesto gafas, elija un marco (montura) que sea lo más pequeña y redondeada posible, ya que hará que las lentes parezcan más delgadas by se notarán menos visualmente por el resto.
Si estás comprando gafas para un niño, es posible que desees comprar un par de accesorios para mantenerlas firmes en la cara de tu hijo y que ni se caigan ni menos se rompan, como por ejemplo…
Existen unos anillos de oreja recubiertos de silicona que permanecen en una cara de los bebitos y que te pueden ayudar a que le sea más cómodo de usar y le molesten mucho menos.
Una vez que eres consciente que tu hijo deberá usar las gafas, es importante tener en cuenta que puede quitárselas en cualquier momento, lo que puede retrasar el proceso de ajuste, acomodación y adaptación.
Se recomienda que comiences a educar a tu hijo al uso de las gafas cuanto antes para que no le cueste mucho adaptarse.
También puedes señalar a otras personas que ya tienen gafas, como miembros de la familia y amigos cercanos, para que no se sienta rechazado o excluido socialmente.
Y compruebe que es algo habitual y que, hasta los mayores o adultos también las portan.
También debes tener presente que, la primera vez que le pongas gafas a tu bebé, deberás asegurarte de que las lentes tengan el tamaño correcto.
Lo más importante que debes recordar es que las gafas deben encajar cómodamente en la cara de tu bebé, ya que lo ayudará a ver con claridad.
Sobre todo que no sean ni muy grandes, porque se le puedan caer, perder o romper al darse golpes con los muebles de casa, por ejemplo (porque le sobresalen de la faz).
Ni tampoco muy pequeñas, porque, de lo contrario no tendría el campo de visión proporcional, adecuado y correcto al tamaño de su cara.
Ante todo deben ajustarse cómodamente como unos zapatos y deberá sentirse a gusto con ellas, de lo contrario no querrá usarlas.
Además, deberás evitar colocarlas mientras duerme o se bañan, por el riesgo que contraen.
Ahora existen gafas infantiles con unos colores súper chulos, son de goma blanda para que no se le marquen si en las orejas ni en ambos lados de la cara.
Así como las gafas modernas ya no son de cristal, con el peligro que ello conlleva, sino de plástico rígido que, además de no rayarse con facilidad.
Éstas, protegen más los ojos de los niños, no se rompen como las otras, y tienen la ventaja de ser más ligeras que sus homónimas de cristal.
En resumen: si detectáis problemas de visión en vuestros bebés, lo que deberéis hacer, a la mayor brevedad posible, es acudir a un óptico infantil para que estudie su caso, valore y le ponga una solución.